Cuando la herramienta es arte.

Cuando la herramienta es arte.

Empuñar estas herramientas más que centenarias, es un acto casi mágico. Es poner entre tus dedos aquel pedacito de madera que el trabajador del campo o del oficio seleccionó cuidadosamente para construir aquel instrumento que le acompañaría durante toda su vida, no solo a él, sino a sus hijos y más tarde a sus nietos que continuarían su misma labor y que sería el protagonista de recoger el fruto de su sustento.

Eligió el olivo, el boj, el castaño, el roble, aquellas maderas que al tacto de tantos años se funden con la piel. Escogió los mejores hierros forjados con precisión, les dio la forma y el temple adecuados para realizar con eficacia su trabajo. Su elaboración era un acto de talento,  sabiduría y fusión con la naturaleza.

Nada se dejó al azar, todo estaba cuidadosamente calculado, su tamaño, el filo de su acero; tenían que cortar con precisión aquella rama en aquel punto justo, a aquella altura, con aquellas condiciones climáticas de cada época del año. Todo se sabía, nunca fallaba, se repetía una y otra vez durante toda la vida y la siguiente, y la otra.

Esas herramientas se convertirían en una extensión de sus propias manos,  eran piezas vividas y sentidas,  y ahora, en nuestros días, adquieren vida propia. Su naturaleza es tan pura y tan auténtica, que han superado su propia función y hacen que nuestra mirada se dirija a ellas con respeto, como acto de contemplación y fuente de inspiración y recuerdo.

Esta nobleza de su origen, su humildad, su austera belleza, les da licencia para que su significado perdure en el tiempo y se conviertan en arte.

Queremos transmitirte todas estas sensaciones en cada obra que realizamos. Nuestra búsqueda de las piezas es muy cuidadosa, nos fijamos en aquellos instrumentos que tienen “alma” y al combinarlos, buscamos que se fundan entre sí en armonía, evocando aquella unión que tenían con la naturaleza. Son historia. Son vida. Disfrútalas.